TE INVITO A UN CAFÉ...

Una vez alguien me dijo que dejaba su blog ya que no lo necesitaba, no necesitaba expresarse o desahogarse por este medio por que había encontrado otros métodos...

A mí me gusta hablar, conversar, charlar o como queráis decirlo, y ya no es que me guste, es que es una necesidad para mí, la comunicación. Por eso, esto es meramente un medio de entablar esa comunicación o mantenerla, simple y llanamente, es una forma de expresión.

Hay personas que malinterpretan las palabras, cuando llevas años mostrando tus pensamientos en un medio como éste, hay de todo y te encuentras de todo. Buenas y malas interpretaciones, miradas con lupa en todas y cada una de tus palabras, análisis profundos tal vez, de algo que no tiene mayor importancia y que sólo son palabras... letras enlazadas entre sí que en ese preciso instante significan algo, se llenan de contenido pero que otras veces, únicamente son eso, palabras, sueños, anhelos o desahogos...

Por eso me gusta hablar, sentarme delante de una taza de café y conversar y por eso, te invito a tomar un café... Solo, con leche, con espuma, acompañado de pasteles, de galletas o simplemente, de una conversación. Entorno a un café, supongo que se habrán fraguado batallas, treguas, grandes conspiraciones o simplemente pequeñas formas de arreglar el mundo, nuestro mundo...

Un café y una sonrisa...
aunque sea descafeinado, pero en taza...
Un café que puede alargarse horas... o un café rápido en la barra de un bar, donde el ruido de la máquina, del calentador de leche o las conversaciones ajenas no te dejan casi ser consciente de lo que tienes que decir...
Un café en casa, con las piernas cruzadas encima del sofá y esos rosquillos que con tanto cariño ha estado durante horas preparándote tu madre.... y entonces en ese incomparable momento, te olvidas de que no has planchado, ni limpiado, ni sacado algo para almorzar...

Pero mañana, vuelta a la rutina, al trabajo (a otro trabajo, a ese por el que te pagan a final de mes) y a seguir pasando los días, pero siendo conscientes de cada segundo, por que cada segundo que pase, no lo recuperaremos jamás.

Sed felices cada instante, cada segundo, o por lo menos, dejaros la piel en intentarlo, porque solo tenemos una vida y hay que vivirla, por lo menos, con una sonrisa (o dos).