Dejó el teléfono en la mesilla y volvió al sofá a terminar su café, dándole vueltas a las palabras que utilizaría mientras encendía un cigarrillo que le supo a rayos... Pensó que lo mejor sería no pensar y ver hacia dónde puede derivar la conversación y empezar por el principio de su investigación sobre Héctor. Tomó el café de un sorbo y subió las escaleras dispuesto a darse una ducha y
salir del letargo del despertar.

Mientras subía, lentamente los peldaños no podía dejar de darle vueltas a la situación que viviría en unos minutos, ya que Dánae vivía a escasos treinta minutos de él y estaba bastante nerviosa, por lo que no tardaría en llegar.
Se apresuró a ducharse y vestirse con una camisa negra y un pantalón de lino claro, peinó sus revueltos cabellos y sin olvidar perfumarse levemente, bajó rapidamente las escaleras en busca de la carpeta con los informes del caso.
Se apresuró a ducharse y vestirse con una camisa negra y un pantalón de lino claro, peinó sus revueltos cabellos y sin olvidar perfumarse levemente, bajó rapidamente las escaleras en busca de la carpeta con los informes del caso.

-No te preocupes, por favor, si no hubieses llamado, lo habría hecho yo, así que no pasa nada, de veras, pasa y prepararé un café.- Dijo mientras cerraba la puerta tras él.
Néstor se adentró a la cocina y ella le siguió mientras le pedía solo agua, estaba demasiado nerviosa para tomar café, aunque aceptó un té. El sonrió timidamente y le dijo que un té, por la cantidad de teína que posee le iba a causar el mismo efecto que un cafe... Ella también sonrió y asintió -Tienes razón, mejor un café con leche, por favor- .
Sacó sus mejores tazas, las dispuso en una bandeja y se sentaron en el salón. En la mesilla, una carpeta marrón donde había recopilado los documentos de la desaparición de Héctor y cómo había seguido sus huellas desde que dejó su apartamento hacía ya seis meses y medio.
- Empieza a contarme, por favor, no puedo más- Dijo, clavando sus verdes ojos en los de Néstor.
Está bien, pero solo quiero que estés tranquila y te lo contaré todo desde el principio... pero te tengo que hacer una pregunta antes... ¿Sabías que tu hermano tenía una hija? - dijo él pausadamente.

-¿Que? Pero... no puede ser, te has... te has equivocado, vi a mi hermano hace siete meses, en Navidad y no me... no me dijo nada, no... él y yo teníamos mucha confianza...
Bueno, llegaremos a ese punto, primero voy a contarte lo que encontré en su casa...
Néstor se incorporó, sentado enfrente de ella la miró y encendió un cigarrillo mientras observaba sus vidriosos ojos de los que empezaron a brotar lágrimas...